JESÚS RABÍ (RABÍ RONDO)

Jesús Rabí nació en Oriente en 1845 y es una de las figuras más representativas del mambisado oriental. Participó también en las tres guerras por la independencia, lo que lo convirtió en un veterano experimentado y profundamente respetado en la región. Rabí era conocido por su temperamento firme, su intuición estratégica y su dominio excepcional del terreno montañoso oriental.

Durante la Guerra de los Diez Años, Rabí se destacó por su capacidad para sostener posiciones clave en momentos en que el ejército colonial intentaba aislar el movimiento insurrecto. Su habilidad para operar en la manigua lo convirtió en un especialista en guerra irregular. Era un líder que entendía la geografía no como un obstáculo, sino como parte integral de la estrategia militar.

En la Guerra del 95, Rabí desempeñó un papel discreto pero crucial. Mientras Maceo avanzaba hacia Occidente para ejecutar la Invasión, Rabí permaneció en Oriente garantizando estabilidad, reorganización y disciplina en la retaguardia. Sin su firmeza, muchas rutas de abastecimiento, reclutamiento y comunicación habrían colapsado. Su figura fue un punto de apoyo silencioso pero indispensable para que el avance mambí en otras provincias pudiera sostenerse.

Rabí era un comandante cercano a su tropa, respetado por su honestidad y su valentía. No buscaba protagonismo, sino efectividad. Participó en decenas de combates y siempre mantuvo la cohesión de su fuerza. Su presencia calmada inspiraba confianza en los soldados más jóvenes y en los veteranos que lo consideraban un ejemplo de constancia.

Tras la independencia, Rabí se retiró de la vida política, manteniéndose fiel a su carácter humilde. Murió en 1915, dejando tras sí un legado de disciplina, compromiso y sacrificio. Su nombre, aunque no siempre aparece en primer plano, es fundamental para comprender la resistencia oriental y la continuidad del espíritu mambí durante tres décadas de lucha.