Prosperidad económica y desarrollo urbano antes de 1959 en Cuba


Entre finales del siglo XIX y mediados del XX, Cuba experimentó periodos de prosperidad económica ligados especialmente al azúcar, al tabaco y al comercio internacional. Estas industrias generaron grandes fortunas, especialmente en zonas rurales donde los ingenios azucareros dominaban paisajes y economía. El capital proveniente de estas actividades impulsó la construcción de ferrocarriles, puertos, hoteles, mansiones y una clase media emergente con aspiraciones y consumos nuevos.

La ciudad de La Habana se convirtió en escaparate de ese desarrollo; los barrios modernos contaban con aceras, brotes de urbanismo planificado, avenidas amplias, edificaciones de estilos artísticos importados (art déco, neoclásico, ecléctico) y servicios públicos cada vez más presentes. Turistas de EEUU llegaban, casinos, clubes sociales, hoteles cinco estrellas florecían; estos fenómenos aportaban divisas y acercaban a Cuba al estilo de vida cosmopolita de otras ciudades latinoamericanas.

Paralelamente, mejoraban las condiciones sanitarias y de salud pública: se construían hospitales, se extendía la limpieza urbana, la mortalidad infantil descendía gradualmente, y había campañas de vacunación y control de enfermedades. También la educación se difundía más, especialmente en algunas provincias, aumentando la alfabetización, aunque con muchas desigualdades. El comercio interior crecía, los pequeños negocios en ciudades medianas se expandían, y la exportación impulsaba inversiones.

Pero esta prosperidad era frágil, dependiente de factores externos: precios del azúcar en el mercado mundial, inversión extranjera (mucho capital norteamericano), dependencia de materias primas, vulnerabilidad a desastres naturales y fluctuaciones económicas globales. Las clases pobres y rurales muchas veces no sentían los beneficios plenamente; los trabajadores agrícolas tenían condiciones duras, poco poder de negociación, pocas protecciones legales, y la segregación racial y de género limitaba las oportunidades.

Hoy en día este periodo resulta atractivo para investigación y producción de contenido porque permite entender las bases de muchos problemas contemporáneos: desigualdad, dependencia económica, aceptación cultural del consumo, urbanismo, migraciones internas (campo-ciudad), así como la memoria nostálgica de tiempos en que Cuba era percibida por algunos como “playa, lujo y glamour”. Explorar este tema permite dar luz sobre los contrastes, la arquitectura olvidada, las historias no oficiales, los testimonios orales que quedan.

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