Celia Cruz: 100 años de azúcar y revolución musical

Cien años han pasado desde el nacimiento de Celia Cruz, la Reina indiscutible de la salsa. Su nombre es sinónimo de energía, fuerza, sabor... y por supuesto, ¡azúcar!

Nacida en La Habana en 1925, Celia se convirtió en una de las voces más potentes y queridas de América Latina. Su talento desbordaba los escenarios, pero fue su carisma, su autenticidad y su espíritu incansable los que la hicieron leyenda.

Celia comenzó en la música popular cubana con la Sonora Matancera, pero fue en el exilio donde alcanzó su gloria. En Nueva York, junto a figuras como Johnny Pacheco y Tito Puente, revolucionó la salsa con una nueva fuerza femenina, afrodescendiente y desbordante de identidad.

Con trajes brillantes, pelucas imposibles y una risa contagiosa, Celia rompió todos los moldes. Era una diva sin pretensiones. Una embajadora de la cultura afrocaribeña. Una mujer que, con cada grito de “¡azúcar!”, recordaba de dónde venía y hacia dónde iba.

Sus canciones —“La vida es un carnaval”, “Quimbara”, “La negra tiene tumbao”— siguen siendo himnos de alegría, de resistencia, de celebración.

Celia no solo cantó salsa. Cantó libertad. Cantó memoria. Cantó por los que no tenían voz.

Hoy, en su centenario, el mundo la recuerda como lo que fue: una reina. Una mujer que hizo del escenario su trono, de la música su bandera y de la alegría un acto de resistencia.

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